Porque siempre quedará preguntarnos qué se lleva la lluvia cuando nada hay que llevarse.
Porque siempre soñaremos con bombillas que nos rocen, con estrellas dibujo, con historias eternas que no empiezan nunca.
Y porque siempre regresaremos allá donde se nos quiera, no vaya a ser que mañana de verdad empiece, y entonces la cosa se acabe.