domingo, 23 de junio de 2013

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que los mayas tenían razón y el fin del mundo llegó el 21/12/12 (XXVI)


176) Porque buceando entre calambures, Mar Íape, obrera de la construcción con unas manos de vértigo, harta de que aparcasen en su puerta todos los niñatos de su barrio, a las afueras de Mendoza, puso un cartel que decía: "Acá Vado".
Y el mundo, al verlo, reflexionó tristemente sobre su propia existencia.

177) Porque el fin del mundo podía ocurrir por dos cuestiones: la primera, porque todos estuviéramos ciegos y no lo viésemos aunque estar, estuviese, y la segunda, porque de verdad se hubiese acabado.
Y lo de que todos estemos ciegos, no nos engañemos, pudiera ser, pero no de ahora.
Llevamos ciegos mucho tiempo, así que el fin del mundo llegó, y ni siquiera lo vimos.

178) Porque Amanda Patricia Ruano Piedra se sentía sola aquella noche de invierno paseando por la playa de El Peñoncillo, con pantalones cortos pese a los once grados. Y tan sola se sentía que se puso a tirar piedras al mar tratando de hacer "la rana" con ellas.
Hay todavía dos científicos en Arkansas tratando de explicar el fenómeno.
Una de las piedras de Amanda se puso a saltar cogiendo cada vez más brío, cruzando el mediterráneo, hasta que se topó con un petrolero que surcaba el Atlántico y abrió un fatal agujero en la proa que lo hundió irremediablemente. El grito del grumete más joven de la tripulación, ante la muerte inminente, dañó el cerebro de una gaviota que pasaba cerca del navío. La gaviota atacó entonces a una nube que desató una tormenta camino de Nueva Zelanda. La tormenta mojó unos cables que transmitían la señal de un canal de televisión que emitía en los EEUU, cambiando la programación de béisbol por el show de Jose Luis Moreno.
Eso solo en las primeras cuarenta y ocho horas.
Los presidentes de los Estados Unidos, Rusia, China y Luxemburgo se mandaron unos whatsapp exigiendo la contratación de Bruce Willis para que enmendase semejante desaguisado (producido, no lo olvidemos, por la soledad de Amanda en una orilla malagueña), pero ya era tarde. la Muralla China estaba en obras, la torre Eiffel había sido lanzada como un misil contra Bélgica, y los tranchetes se habían acabado en el Día de al lado de casa.

179) Porque donde cabe uno caben dos. Y el fin del mundo llegó dispuesto, con su hermano gemelo, a devastarlo todo. El hermano gemelo le dijo déjame a mí, y el fin del mundo que no, que para una cosa que me apetece no vayas a estropearlo todo. De estropearlo estamos hablando, le replicó el gemelo pero para entonces ya no quedaba nada del hemisferio sur, así que refunfuñando por no poder aplicar su fuerza devastadora, el hermano gemelo del fin del mundo se tuvo que conformar con explotar una gasolinera de Iowa.

180) Porque el malo de turno, el doctor Henri Scarlat, secuestró al mundo, por entonces ayudante de Clint Eastwood en una comisaría de Oklahoma, y, acorralado como estaba por Clint y sus otros dos ayudantes (filipino y nigeriana, por orden de contratación) apuntó al mundo con una Colt 45 en la sien y le dijo a Clint: baja el arma.
Pero Clint no la bajó.

181) Porque David Copperfield hizo de las suyas, mago de mi.

182) Porque tarde o temprano pasaría.
Lo sabían Maria Luisa, los operadores del Jarama, Napoleón y sus herederos, la gata de Crisanto, los jugadores de los Lion de Albuquerque y el conserje de San marcelo 24. Lo sabían en la CIA, en el mirador del Bendito, en las playas californianas con nombre de mujer, en los países cuyo precio de visado siempre es impar.
Tarde o temprano ocurriría y ocurrió: hubo un internauta circunspecto y diligente, metódico y estricto, que el 21 de diciembre de 2012 acabó de leer Internet entero. Entero.
"No está mal" se dijo para sí, sin saber que acababa de crear el caos mundial perfecto, "pero yo me esperaba a que saquen la película" escribió en su Twitter. Y fue darle al enter y firmar el acabose.