martes, 10 de marzo de 2009

Viaje a India I















Una cosa es rescatar trabajos del olvido (entre otras es lo que pretendo con este blog) y otra cosa es darte cuenta que hace diecisiete años que estuviste en India.
¡Diecisiete años! Mon dieu.
Hay que ver cómo pasa el tiempo, diría el abuelito, qué miedo.
Y es curioso porque si las fotos son reflejo de un instante, es fácil comprobar lo alejadas que están estas instantáneas de la fotografía digital de hoy en día. Y es un hecho que no sólo no me molesta sino que me gusta.
Ese pintar encima de las fotografías tan cercano al pictorialismo, esa pérdida de nitidez, ese tratarlas como si fuesen originales y no reproducibles, esa plasticidad, esa sensación de antiguo (¡qué duda cabe, lo son!) tan diferente del píxel te da que pensar en lo que ha evolucionado la fotografía (no ya en esos diecisiete años, sino en los últimos cinco, por un poner).
Pero igualmente me pregunto: ¿de verdad son tan distintos?
Lo he dicho más de una vez y tengo que volver a reconocerlo: es que a mi me gusta todo. E igual que con el medio formato y el baritado puedes alcanzar cotas de precisión mayor que el último modelo digital, el PhotoShop te permite trabajar plásticamente con las texturas hasta límites, si los hay, insospechados.
O sea que qué más da.
El tiempo pasa y lo único que queda son las ganas de hacer y de enseñar las cosas. RC o plotter son palabrejas que quedan el olvido frente a los mensajes, a las obras o los sentimientos que éstas provocan.
Así que dejémoslo estar.
Contemplar estas imágenes me vuelven a traer, tanto tiempo después, el ruido, la gente, los aromas, el bullicio, los colores, las miradas, y la incomparable sensación de estar en medio de la maravillosa locura que es India.
Y cierro los ojos para seguir viendo…