domingo, 22 de mayo de 2011

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que 1+1 no son 2 (XX)



134) Porque 1 voto + 1 voto = 1 ilusión (primero) e = una desilusión (después).
Y nunca es tarde para vencer a las matemáticas.
Nunca.

135) Porque en Villapadierna de Carratraca hubo una vez unas elecciones municipales con tres únicos participantes. Eugenio Celemón, representando al el impecable partido A, Carmelo Aquino cabeza de lista del tan querido partido B, y Miguel Carlos Parrado, fresonero romano y soñador en sus ratos libres.
A la hora de la verdad, Eugenio, sabiendo como sabía que daba igual votar a su partido, al A, que a su contrario el B, porque ambos pedían lo mismo, metió las dos papeletas (A y B) en el mismo sobre. Voto nulo. 1+1=0
¿Que qué votaron Carmelo y Miguel Carlos? A las 8, cuando acabe el recuento os lo digo.

136) Porque según la ley D'hont, 1+1 puede ser igual a una mierda.

137) Porque 1 bote + 1 bote, de un bailarín sobre un escenario antiguo montado enfrente de la Iglesia de El Salvador, en el Paseo Balcón de Europa de Nerja, puede dar lugar (si el Ayuntamiento no cuida las maderas, si la humedad, si el tiempo ha hecho mella en el devenir de las vetas) a una caída dolorosa y terrible, entendida como una desaparición mágica y hermosa por los espectadores del ballet étnico que estaba sucediendo en esos momentos.

138) Porque Carmelo Aquino, representante del tan querido partido B en las elecciones al ayuntamiento de Villapadierna de Carratraca, que no era para nada consciente de que su partido defendía las mismas cosas que el de su contrincante Eugenio, quiso significarlo metiendo una papeleta de su partido a la que había dibujado por detrás la cara de un gigante bueno, con una bolsa de caramelos en la mano derecha y flores de olivo en la izquierda. Usó las ceras de su hija Margarita, y dibujó a la derecha un sol con nueve rayos asimétricos que daban un toque muy naïf a la composición final.
Por otro lado, por si alguien no había pillado el concepto, metió en el mismo sobre la papeleta de su rival, con un dibujito de una cebra triste que no puede cruzar la carretera porque nadie la ayuda, así que acaba sus días viviendo en el campo (esto último, aunque él cree haberlo expresado bien, estaba únicamente representado por un calendario de Unicaja).
En cualquier caso también metió en el sobre un par de ceras por si alguien quería añadir algo, pensando que así todo era más democratico.
Pero el resultado fue el mismo: 1+1=voto nulo (0).
¿Que a quién votó el bueno de Parrado? Sí, sí, ya.

139) Porque 1 voto + 1 bote no se pueden sumar, y si lo hacemos a mi a lo que me suena es a soborno, a corrupción política, a te compro esto por aquello, a eso tan extendido y tan odioso de comprar favores a cambio de conseguir poderes.

140) Miguel Carlos Parrado nació en Villapadierna de Carratraca. Es de allí de toda la vida y conoce los gustos del vecino Eugenio por el partido A (y también por cazar perdices, para qué engañarse) y los de Carmelo por el B (y que también tiene una inclinación casi obsesiva por talar árboles para hacer senderos entre el frondoso bosque de las afueras) .
Los respeta, pero él, en todas las elecciones, después de haber leído los programas, haber visto las actuaciones, y haber intentado ser consecuente con sus ideas y con el mundo en el que le ha tocado vivir, nunca les había votado.
Nunca.
Tampoco había habido problemas hasta ahora, porque antes Eugenio tenía a su primo Ramón trabajando en la panadería, y a tres familiares más viviendo en la calle Real, y Carmelo contó siempre con el apoyo de su mujer y las hermanas de esta, hasta que se separaron hace tres meses y ya no viven en el pueblo.
Hoy, por primera vez, están los tres solos.
Y, para más inri, a él le ha tocado ser el presidente de la única mesa electoral del pueblo.
Ha visto a Eugenio votar a las 11 de la mañana, y ha tenido que esperar hasta las 19:50 para que Carmelo introdujese su voto (y mira que ha costado, no sabía qué diantres había podido meter este hombre en el sobre, que no entraba por una ranura tan fina).
El caso es que, después de mucho pensar, decidió meter en su sobre una esperanza y una ilusión (1+1) y cerrarlo antes de introducirlo en la urna.
Sí, podréis pensar que el recuento fue fácil, porque con Miguel Carlos de presidente y Eugenio y Carmelo de vocales, todos entendieron que los votos de estos dos últimos eran nulos por duplicidad, y eso estaba claro, pero llevan tres horas discutiendo qué ocurre con ese sobre vacío, al que Carmelo y Eugenio quieren contabilizar como voto en blanco, pero Miguel Carlos insiste en que no, en que ese voto está lleno de esperanza e ilusión, y que en todo caso sería nulo, pero nunca en blanco.
Así siguen discutiendo, un poco ingenuos, mientras en Madrid esperan, impotentes, a que lleguen los resultados de un pequeño pueblo de León.
Mientras no nos lo manden, el Ministro del Interior no quiere salir a hacer ninguna valoración, y los medios de comunicación ya no saben contener a sus tertulianos, que bailan sardanas encima de las mesas de metacrilato, y los espectadores, hastiados, están pasándose a "Sálvame de luxe"...