lunes, 30 de mayo de 2016

La felicidad efímera























Es cierto que me gusta mucho esta imagen. Pese a la espectacularidad de otras que volvieron en mi mochila tras el viaje a Egipto, es una de las que -para mí- mejor refleja el ambiente de una ciudad como El Cairo.
La luz, los colores, ese bullicio de gente, comercio y vida en la calle.

Quizá por eso la he escogido como fondo de pantalla para mi móvil, y que al menos durante unos cuantos días me acompañe y me recuerde aquellas tardes en Jan el-Jalili.

Quizá por eso, o yo qué sé por qué, me ha encantado cuando esta mañana he ido a cargar el móvil, y la barra verde que indica la cantidad de batería coincidía justamente con el edificio del margen izquierdo.
Como un contínuo inexplicable.
Supongo que soy de los que piensa que solo por cosas como esta la vida merece la pena. Por instantes así, fugaces e inasibles.
Igual a alguien le parece una tontería, pero no lo es. ¿Qué probabilidades había? ¿Pocas? Pues mira.
De hecho lo primero que hice fue una captura de pantalla y, tras sonreír un pequeño instante, volví a mirar la carga que ya indicaba un 23% que definitivamente no, no era lo mismo.
Una demostración más de que lo bueno aguanta lo justo.

Por eso debemos aprovechar la felicidad. Porque lo mismo que viene se va. En los fondos de pantalla, sí, y en la vida en general.