domingo, 12 de enero de 2014

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que los mayas tenían razón y el fin del mundo llegó el 21/12/12 (LII)


358) Porque Antonio Resines se me apareció mientras merendaba un zumo de acerola y me susurró al oído: "Todo es un sueño"...

359) Porque aunque los mayas acertaron y el final del mundo ocurrió en diciembre del 2012, los encargados de finalizar el mundo, perezosos como tres abuelas y un ibuprofeno, se conformaron con barrer el mundo y dejarlo bajo la alfombra gris del universo conocido, y no fue hasta un año después, cuando se desconvocó la huelga de basura interestelar, que el podrido y oloroso mundo acabó en el famoso basurero de Tritón.

360) Entonabas Loas Francesas Interrumpiendo Nodrizas DEL Madrigal Uliginoso. Nadie Da Otro.

361) Porque al igual que diez niños uzbekos diciendo al revés MONJA escuchaban los ecos de JAMÓN en los pasillos de su escuela, lo mismo que tres cantantes rubias entonando baladas de The Beatles a la pata coja sintieron en su piel los misteriosos versículos satánicos de Belcebú, Unax Predrosa rebobinó un año, justo hasta el momento en que su hermana se había colado en el cubículo súper secreto que la CIA tenía en Torrelodones, y estaba a punto de darle sin querer queriendo al lustroso botón rojo.

362) Porque cuando le dijeron al mundo hagamos el amor y no la guerra se dejó llevar por el aroma desquiciante de la juventud sobrevalorada y se dijo: Lo quiero todo. Quiero el amor, quiero la guerra, quiero la vida y quiero la muerte.
Pues toma.

363) Porque todos los caminos conducen a Roma, que es precisamente donde el fin del mundo alquiló un apartamento por cuatrocientos euros con derecho a sauna.

364) Porque los mayas eran un pueblo sabio que leía las estrellas. Porque el fin del mundo era un muchacho responsable que sabía cual era su deber y quién pagaba el patrocinio de su empresa. Porque Dios y su padre Alberto siempre manejaron la sutilezas con desidia. Porque las siglas decantaban significados hermenéuticos. Porque los nombres más inverosímiles en las situaciones más absurdas se cuadran con un delantal frente a la nada sin crema.
Porque el mundo terminado termina, pero eso será, con la última, la semana que viene.