domingo, 13 de octubre de 2013

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que los mayas tenían razón y el fin del mundo llegó el 21/12/12 (XL)


274) Porque hete ahí que estaba el graciosillo de turno tratando de hacer una foto: un poco más a la derecha, no un poco más, sí, sí, un poquito más y ya...

275) Porque Demérito García Bubión, trilero del sector HG-7HM de la Galaxia Nerea, gustaba de engañar a sus clientes con el típico sigue a Mercurio, en qué cubilete está Mercurio, apueste al cubilete ganador, mientras sus ágiles dedos movían la escena sin parar.
Un día, tan rápido que se movieron sus dedos, Mercurio se escapó quién sabe dónde (muchos piensan que está de vacaciones en Miami), así que Demérito, culpable, cogió a la Tierra y la puso en la órbita de Mercurio como sin querer, a ver si nadie se da cuenta y aquí primero paz y después gloria.

276) Porque en el universo hay quien asa planetas como quien en mi barrio asa castañas. Humeantes planetas en el frío invierno, hum, ningún Gorkhliano que se precie puede resistirse a pasear con tres triciclos y un buen cono de planetas asados a tres euros.

277) Porque el fin del mundo se emborrachaba cada vez que podía. En ferias, bautizos, claustros y demás celebraciones.
Si tú hubieses sido el fin del mundo, sabiendo de tu futuro y tus obligaciones también lo hubieses hecho.
El caso es que una noche, en el Toni 2, se exaltó al escuchar la intolerable perversión del lenguaje que manejaba un político mediocre a las cinco de la mañana frente a un auditorio que apenas si le escuchaba.
Borracho sí, tonto no.
Y estalló.

278) Porque tras siglos y siglos y siglos y siglos de vanidades, el mundo no cupo en sí.

279) Porque Justin Michael Gardner, cantautor folk famoso por haber sido telonero de Bod Dylan, guardaba en su casa de Montgomery un trozo del telón que le dio la fama. Con los años, alimentada por Hugh, una cacatúa que Justin tenía por mascota, aquella tela fue creciendo y adquiriendo texturas de seda y terciopelo. Tanto creció que destruyó por sí sola el estado de Alabama, ante lo que las autoridades nacionales, desesperadas, se vieron obligadas a recurrir al Código M176: pedir ayuda a Harry Potter.
Harry llegó y, como estaba liado con no se qué poder maligno que acechaba los campos de Escocia, decidió que lo mejor era aplicar a aquel telón las propiedades de la capa de la invisibilidad y adiós problema. Pero aquello no impidió que la tela siguiera creciendo, y hoy ni América, ni Escocia ni Harry.
Todo a tomar por el viento de la invisibilidad.

280) Entronizados Laicos Finalizan Intimamente Nubes DEL Mundo Ulterior Necesitando Diptongos Ovalados.