miércoles, 4 de marzo de 2009

Poner líneas a las palabras



"It was the best of times, it was the worst of times, it was the age of wisdom, it was the age of foolishness, it was the epoch of belief, it was the epoch of incredulity, it was the season of Light, it was the season of Darkness, it was the spring of hope, it was the winter of despair, we had everything before us, we had nothing before us, we were all going direct to Heaven, we were all going direct the other way..."

A tale of two cities
Charles Dickens



"Es frecuente que se identifiquen las imágenes que suministra la cámara con aquellas reflejadas por un espejo. Del espejo decimos que nos “devuelve” la imagen, como si la imagen ya fuera nuestra, como si entre la imagen y el rostro existieran unos lazos de correspodencia infinitesimal, o como si el reflejo hubiera duplicado físicamente al objeto. En el fondo, es la misma sensación que esperamos de la imagen fotográfica o, por lo menos, la que suponemos que en su origen debió de infundir. Tal similitud se origina en el hecho de que el espejo, en tanto que superficie reflectante, sea el soporte de una carga simbólica extremadamente rica en el orden del conocimiento. Pues, ¿qué refleja el espejo? La verdad, la sinceridad, el contenido del corazón y de la consciencia. En un espejo chino conservado en el museo de Hanoi se lee la siguiente inscripción: “Como el sol, como la luna, como el agua, como el oro, sé claro y brillante y refleja lo que hay en el fondo de tu corazón”.
El beso de Judas
Joan Fontcuberta

Se seleccionaron unos textos y algunos de los profesores de la Escuela los ilustramos. Ahora cuelgan de las paredes de nuestra recién estrenada Biblioteca “Profundia”.
Estos que muestro son los míos.