Uno no tiene que pensar mientras dibuja. No es obligatorio. Así pasa el tiempo, los días van y vienen, y las líneas se dejan tocar y crear y salir.
Me gusta el grafito blando. Ese enmarañamiento de líneas con texturas da para disfrutar un buen rato. De ahí se sacan formas y figuras que van apareciendo y reivindicándose ante el papel.
No sé si las líneas existían antes de dibujarlas. No tengo muy claro la diferencia entre el lápiz y la goma. Al final el blanco le da la luz a mis líneas negras.
¿De dónde viene todo? Quién lo sabe.