sábado, 10 de agosto de 2013

Las chicas del parque



Será casualidad, o coincidencia, pero no deja de ser divertido.
Que justo un año después de Japón me encontrase en Rusia con otras dos chicas en un parque y sus juegos -casi- simétricos, hizo que mientras realizaba la segunda disfrutase todavía más si cabe de aquella primera imagen.

La primera, la de Japón, tiene para mí un encanto especial por razones diversas y variadas. Y es verdad que la segunda no llega, por mucho que a mí me gustaría.
Falta la magia de quien no está posando, falta complicidad entre las dos chicas. Y sobra la cinta protectora.
Tantos detalles, sí.
Pero también es cierto que están conectadas y que, viendo la de Rusia, me doy cuenta esa dimensión intangible de la de Japón, y de que las buenas fotografías, por mucho que intentemos empeñarnos en lo contrario, no dependen solo de nosotros.
Aunque algo debía de haber cuando la hice porque, al regresar a España, ha sido la primera que he buscado para ver en grande.

Quizá haya en todos los parques que me queden por visitar dos chicas interactuando en busca de una imagen.
Quizá sea hora de dejar de fotografiar otras cosas y buscar solo esa imagen por el mundo.
Quizá haya sido casualidad, o solo coincidencia, pero no deja de ser divertido.
Por eso la actividad creativa -tan llena de dudas, insatisfacciones y contradicciones- cuando se nos ofrece de un modo tan lúdico y despreocupado ha de ser tenida en cuenta.
Y es que disfrutar, aunque no se trascienda, no es cosa de echar en saco roto.