lunes, 28 de noviembre de 2011

El caracol pelo, o cómo fotografiar desnudo


Casualidades, conexiones y absurdo. De al menos esos tres materiales está hecha la vida...

Sábado pasado, 8:30 de la mañana.
Ahí estaba yo, duchándome tras haber madrugado, y pensando bajo el agua en ponerme a cocinar masa de croquetas (mi dispersión no me alarma, aunque hasta a mí mismo me llama la atención y no deja de sorprenderme).

El caso es que termino la ducha, y ando secándome entre el vapor de un caluroso cuarto de baño cuando lo veo.
Veo el pelo.
Está allí y sin duda me mira a mí.
Está allí y no puede ser observado en modo alguno bajo el prisma de la casualidad.

Resulta que la noche anterior había estado yo dibujando un caracol bombero en un cuarto de baño. Yo, sentado en mi mesa bajo el flexo, había estado dibujando un caracol bombero en un cuarto de baño.
Y para el que no me crea, aquí una muestra:


Y allí, con la toalla entre las manos observo en el cristal de la mampara un pelo adherido con una clara y nítida forma de espiral, y tras esa espiral (que enseguida me recordó a un caracol) estaba el wáter.
No daba crédito.
Casualidad, conexiones, absurdo.

No pude por menos, entonces, que salir del cuarto de baño -desnudo, he de decirlo- y buscar la cámara para hacerle una foto antes de que el pelo se desprendiese liviano hacia el fondo de la bañera.
Y entonces volví a darme cuenta: alguna vez en mi vida había hecho fotos de desnudos, pero era la primera vez que fotografiaba desnudo.
Ese ligero cambio semántico me hizo gracia, y pensé que allí había un proyecto: Fotografiar desnudo.
Pero tendrá que ser en otra ocasión...