Folios en blanco aburrido, bombillas transparentes, lápices olvidados.
Esto es lo bueno de juntar las vacaciones con una mano displicente a más no poder.
Que de tanto no hacer nada, ella tiene unas ganas locas de que lleguen esos magníficos días que juntan asueto, playa, siesta, libro y regocijo.
Y yo con ella, claro.
Y que se note.