Entramos con el coche rezagado (el que primero empezó, el que más tardó en llegar) en las tallas grandes, en el mundo XL (las cuarenta son)...
Y si definir el mundo en tres viñetas ya era de por sí complicado, pretender hacerlo con el coche invisible me da que va a resultar imposible hasta para mi desvergüenza.
Menos mal que enseguida llega la selva que lo llena todo de verde.
En todo caso tendré que tener cuidado de elegir proa o popa cuando me regale un crucero, que nunca se sabe...