Hasta para la vagancia es necesaria la buena educación.
Si usted bosteza con la boca cerrada, hágalo con el corazón.
Puede que a medio camino se encuentre con escaleras no peinadas, con estrellas que son shérif y están muertas, o con futuros que no quieren viajar donde ya están, qué pereza.
Mientras, la mano vuelve a dejarse llevar por un domingo que acaba entre cines y té, y nada de dibujo.
Like ever.