domingo, 5 de diciembre de 2010

Mañana empiezo LXXXI







Hay días que no parecen domingos.
Días que se hinchan, que explotan, que se sumergen en agua clara.
Son días de sol bañados en clorofila, días de dibujos robados a la mañana, días de empezar y no acabar nunca.
Cuando un domingo es más principio que final, estamos ante uno de esos domingos.

Y también molan.