Casi había olvidado que el sábado 29 de agosto de 2009 empecé esta locura absurda que responde al nombre de "365 razones que nos llevan a pensar que el mundo no es redondo sino plano" con una entrada tal que así.
Ahora, cuando apenas si quedan 50 razones para completar las 365 -y porque es verano y la creatividad desciende- le dedico un par de epílogos a explicar ciertos intríngulis de semejante idea y despedirme así como Dios, su padre Alberto y el mundo mandan.
La razón principal para abordar una estupidez como esta es que me dije: ¿por qué no?, y en mi caso eso suele a equivaler a un sí.
Decidí postular que el mundo es plano porque en el fondo -bastante en el fondo- pienso que es verdad, que es así, que el mundo es plano, coño.
Y luego pensé: Esto hay que defenderlo, no basta con decirlo y ya, vayan a pensar que estoy loco...
Enseguida me di cuenta: Para defender esta teoría (o cualquiera) había que desgranar un universo de razones.
Pensé en 365 porque una al día durante todo un año debería ser suficiente.
De hecho mi primera idea fue crear otro blog (mi yo excesivo que se las sabe todas) e ir incluyendo una al día, sin faltar ninguno.
Pero esto, hasta para mí, carecía de sentido.
Así que opté por integrarlo en "Bombero es mi pasión" como una entrada aparte, que incluiría -en vez de una al día- siete a la semana (que no es lo mismo pero es igual).
Evidentemente hasta el lector menos avezado se dará cuenta que nunca estuvo en mi ánimo ser fiel a tanta norma ni mucho menos el acabar la empresa un año después....
....pero aquí estamos.
Alguna vez lo he contado:
Antes, al principio, tenía una libreta (la libreta de las trescientas sesenta y cinco) donde durante la semana iba escribiendo las razones que se me ocurrían (sí, es hora de decirlo, ¡¡¡me las invento!!!) pero ya hace bastante que el mismo día que las voy a publicar cojo, me siento, las pienso y las escribo del tirón.
¿Alguno piensa que no se nota la diferencia? Pues os equivocáis, porque desde que me las invento del tirón, son bastante más absurdas, más incoherentes, más estúpidas y bastante más encantadoras.
Ahora, eso sí, la semana que viene (o quizá la otra) faltaré por primera vez en más de diez meses a esta cita con mis siete razones semanales.
Que se dice pronto.
Serán las tres semanas que se corresponden con mis vacaciones, que son lo -casi- único que en mi escala de valores está por encima de esta tan titánica tarea de llevar la verdad del mundo plano a todos y cada uno de vuestros hogares.
Así que en vez de acabar el 29 de agosto de 2010 (como Phileas Fogg pero al revés), la traca final se verá postergada tres semanas después.
De todas formas, como soy bastante consciente de que esto no deja de ser algo que me preocupa solamente a mí, he decidido perdonarme.
Sí, suelo ser así de benévolo conmigo mismo.
Para otras interioridades, dudas y demás, os remito al Epílogo II, que no tardará demasiado...