lunes, 5 de julio de 2010

Viaje a China X

















En la vorágine que supone el sumergirse, en la miscelánea que resulta de la búsqueda, en el caleidoscopio que acaba siendo un viaje, hay un sitio para los colores del blanco y negro.

No hay que preocuparse mucho de la huella real que los ojos dejaron en la imagen capturada. Más bien se busca la evocación, la sugerencia, un atisbo o apenas si un reflejo.
Y uno espera que haya una parte de verdad en tanto artificio.

Debe ser por el aroma que desprenden, pero la separación del bw resulta inevitable.
Y en esa separación hay mucho de asombro ante lo nuevo, hay bastante de desprenderse de ellas, de abandonar la posesión del que disparó para redescubrirlas como ajenas ante los propios ojos.

Y es que encima es China.
Tan plural, tan milenaria, tan alejada...
Esas imágenes han dejado de pertenecerme y mira que no son de hace tanto.
Esas imágenes ya vuelan solas en la pluralidad del gris sin deberse a unos ojos o a un tiempo determinado.

Y ahora que lo pienso no es abandono sino separación mutua.
Cada uno debe andar su camino y son otros los ojos, serán otras las tierras...