Es verdad que dibujo porque me sale de los mojones.
No puedo evitarlo.
De esta manera se van acumulando historietas (¡que gran palabra!) inconexas que acaban hablando siempre de lo mismo.
No sé de donde viene ese amor por los pájaros.
De un trazo, de una brisa, una mirada o un roce. Pero ahí está.
Siempre sobre esa base, y la del tiempo perdido, se acaba articulando la pérdida.