225) Porque cuando los unos se van de marcha (dejémosles, pues los números tienen su corazoncito y sus ganas de fiesta, como todo hijo de vecino), al día siguiente no hay quien los levante.
Resacosos, perezosos y con una tiraera impresionante son los típicos que no vuelven a pisar la calle en tres días, dedicados a dormir y comer una mezcla infecta de espaguetis, coca cola, pantera rosa y patatas fritas.
Y no.
Entonces sí que no.
Por mucho que les llames, por mucho que les ruegues.
Entonces, las cuentas no salen.
226) Porque las mareas arrastran tras de sí innumerables objetos, peces y sueños que se quedan en la orilla.
En la isla de Itaparica, la marea del día 24 de marzo de 2003 trajo tras de sí una estrella de mar, un zapato deportivo Puma, tres cuerdas raídas por el tiempo, cienes de conchas deformadas y un cristal gastado y mate. Justo al día siguiente, en la orilla de la playa norte apareció una botella con un mensaje borrado por la sal y el agua, una peonza de Senegal, y las escamas mutadas de una sirena pelirroja, invención de un novelista irlandés.
1 marea + 1 marea = 1 mareo.
227) Porque como dice el dicho popular: "total, uno más, uno menos"...
228) Porque un o + un o dan lugar a un ooohhhh lleno de asombro, redobles de tambor, magia a borbotones y la emoción explayada del que se halla frente a lo inaudito.
1+1= ¡Oh!
229) Porque la interposición aleatoria de las comas puede causar efectos desagradables en la comprensión auditiva de las sentencias, por muy matemáticas que estas sean.
Todos recordamos la impagable diferencia del "Señor, muerto está, tarde llegamos" al jocoso e improbable "Señor muerto, esta tarde llegamos".
Pues a poco que vaciles (esa vacilación tan propia de pusilánimes y paquidermos) y digas en vez de "1 más 1", "1 más, 1" nos daremos cuenta que nos estamos refiriendo a +1, que no deja de ser 1.
Y es que con las vacilaciones, así en las matemáticas como en la vida, no hay quien sume.
230) Porque en el maravilloso mundo de la genética, ya sean ovejas Dolly, alimentos transgénicos o células madre la suma de los factores SÍ que altera el producto.
1+1= Espinete.
231) Porque Andrew McLuhan viajó por todos los países de la Tierra.
Tenía setenta y ocho años cuando llegó a Yibuti (¿por qué no fue antes a Yibuti?, no dejó de preguntárselo mientras iba en el avión, sin encontrar respuesta), en 1987.
Qué error.
Tranquilo como estaba tomando una cerveza en el hotel de Khor Angar, no podía imaginar que apenas cuatro años después, en 1991, cuando él iba a estar casado con una enfermera holandesa de 37 años sin ningún espíritu viajero, Eritrea obtendría la independencia, y el desmembramiento de la URSS llevaría consigo la creación de numerosas repúblicas.
Qué desastre.
El bueno de Andrew constató, con lágrimas en los ojos y camino de ver un partido del Feyenoord, que una suma nunca nunca termina.
La suma, como la distancia entre dos números, es infinita.