domingo, 1 de diciembre de 2013

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que los mayas tenían razón y el fin del mundo llegó el 21/12/12 (XLVII)


323) Porque Sheldon Adelson, habiendo exprimido su penúltima inversión en el Áfricavegas de Burkina Faso, quiso expandirse a Marte. Para ello negoció con los gobernantes marcianos la eliminación de la Tierra, que hacía una sombra molesta en la esquina de la mesa del Black Jack y quedaba como feo.
Los marcianos, que como su propio nombre indica están locos, llegaron a pensárselo un poco, pero enseguida accedieron.

324) Porque al aprobarse la nueva ley de seguridad ciudadana, se multó con carácter retroactivo a La Tierra con 4 billones de euros en acciones de Bankia, por haber ofendido a Jorge Fernández Díaz cuando aún no era ministro del Interior, según enmienda aprobada en Real Decreto barra treinta y dos.
La Tierra quería pagar, si total tenía un broker adicto al crack que podía fiarle hasta el viernes, pero cuando se enteró que el montante de la multa iría al Opus Dei dijo que ni mijita, vamos, hasta ahí podíamos llegar, y se entregó al opio hasta que dijo aquí no hay mañana.

325) Porque por mucho que sea tu primo, Alberto, no puedes dejar como guía del espacio interestelar de la Vía Láctea a Frank Losey, cuando todos en Chiclana -donde veranea y vomita por sus calles- saben que además de miope es lerdo.

326) Porque cuando los ciudadanos de Hannover vieron "The Hangover", emitida por el ZDF un domingo de resaca a las 10:00 de la mañana se dijeron: "Vamo-a-ver" en un idioma que ni ellos mismos entendieron. Y entonces, con aquella sencilla conjunción de hangoverismos, ocurrió el catapum chimpum.

327) Porque la Tierra gustaba de tomar el sol en diciembre, parapetada en el toldo que impedía a sus vecinos más lácteos ver su bikini de rayas malvas comprado en las rebajas del Eroski. Con su vermú rojo y sus gafas de sol absurdas supo a cosa así de las siete que aquel sopor que manejaba era más bien una borrachera de campeonato. Pese a ello llamó a Paris Hilton, que no estaba, a Bono, que no se quiso poner, y a un rinoceronte de Eritrea, que fue el único que aceptó la propuesta de irse de farra al puerto.
Ya sabemos que la bronca no la inició la Tierra pero poco importa.

328) Porque la vida es como una caja de bombones, y por mucho que la Tierra fuese el bombón relleno de licor con un toque a naranja y menta, ese que nadie quiere, al final acaba cayendo igualmente.

329) Porque la Tierra, convencida por fin de las pocas posibilidades de salir adelante en un Sistema como el Solar, pagó cuatro mil euros a un mafioso que le endosó en una patera interestelar junto con otros cincuenta y siete planetas malolientes para cruzar el espacio por el río Eridanus hasta los confines nublados de Orion esquina con Tauro.
La Tierra murió desangrada un 22 de diciembre, rajada desde Europa hasta los Estados Unidos por una concertina mal colocada al lado de un agujero negro, el destino prometido.