miércoles, 28 de enero de 2009

Historia de una mariposa



Si a una mariposa le quitas el polvo que tiene bajo las alas, deja de volar.
No puede, cero, se acabó.
Tiene que ser ese, claro, un polvo mágico que las hace bailar en el viento.
Me quito las gafas, miro al horizonte y muy seriamente reflexiono:
"Entonces lógicamente, si calculamos el peso medio de una persona y cogiésemos el polvillo de aproximadamente mil doscientas treinta y cuatro mariposas…al aplicárnoslo en las axilas, ¡sería posible volar!"
Pero la pregunta no es:
¿estás seguro?
ni siquiera la pregunta sería:
¿estás chalado?,
la pregunta, inevitablemente, tendrá que ser:
¿Creéis que habrá merecido la pena?