lunes, 16 de septiembre de 2013

Viaje a Oporto (II)









Podemos discutir, y está bien.
Podemos pensar, y está mejor.
Pero al final, por mucho que queramos, se trata de sentir. Y entonces cualquier discusión, cualquier polémica, cualquier pensamiento o cualquier discurso se verá superado.

Y es que vuelvo a ver las imágenes "de" Instagram y me digo: qué importa.
Se trata de viajar, de sentir (incluso sin fotografías, os lo digo, el disfrute de un viaje es máximo), de mirar, de dejarse llevar.
¿Con una cámara buena salen mejores fotos que con una mala? O digo que sí, que claro, o digo que depende de las manos, que depende de los ojos.

No hablo, habrá que dejar constancia, de si estas fotos son mejores o peores. Hablo de que, al menos para mí, lo importante está fuera de ese foro que, por otro lado, da bastante juego. Técnicas, autorías, normalizaciones. Qué pereza.

Simplemente creo que estas fotografías son lo que son: reflejo de una semana que, con la nostalgia de quien intenta poco a poco retomar la rutina de los días, se ven ahora con cariño, memoria y ganas.
Y quién no se iría ahora a pasear por Oporto. Y quién no se dejaría empapar por una lluvia empedrada.