domingo, 30 de diciembre de 2012

365 irrefutables razones que nos llevan a pensar que los mayas tenían razón y el fin del mundo llegó el 21/12/12 (II)


008) Siria

009) Porque los Mayas tenían razón, aunque de un modo más bien cutre. En vez de determinar el fin del mundo, el 21 de diciembre de 2012 lo que se produjo es el fin de la letra eme.
Y al acabarse la letra eme, el MUNDO se convirtió en UNDO, y eso ya no se pudo deshacer.

010) Porque la madre de Baumgarnert había hecho una cazuela de fideos gordos con almejas y rape para el 13 de octubre, el día que el bueno de Félix pretendía saltar al vacío.
"Ven acá pacá" le mandó por Whatsapp a su hijo.
Pero Félix, que sabía que si lo posponía un poco más ya no habría mundo donde aterrizar, dejó la cazuela en manos de sus hermanos Bert y Harold.
Si no de qué.

011) Porque el fin del mundo llegó, y al día siguiente se llamó MUNDO INC., MUNDO S.A. o MUNDO S.L. según qué estatutos.

012) Porque nadie se había suscrito a ORBYT.

013) Días antes del fatídico día del fin del mundo llegaron agoreros muy feos y con pocos estudios, como Martín de las Heras y Felipe Osvaldo Sánchez, diciendo que en realidad de lo que hablaban los Mayas era del fin de un ciclo, no del fin del mundo. 
Que era un comienzo y no un final. 
Que era una oportunidad y no una crisis. 
Que era un inicio y no una terminación.
Y llegó el día 22 y una mierda.
Ni comienzo, ni oportunidad ni inicio ni ocho gaitas.
Si el mundo seguía existiendo, seguía existiendo con la misma espléndida mierdiosidad que el día anterior.
Y eso si cabe, putos mayas, puto Martín y puto Felipe, era peor que el fin del mundo.

014) Porque para los habitantes de Júpiter, que desde hace ya tres décadas son todos fontaneros, habían abandonado a su suerte las fabulosas artes de la astronomía y la filosofía. 
Por eso, cuando Epimeteo, uno de los satélites de Saturno se interpuso entre la Tierra y ellos, fiándose solo de su vista dieron por bueno que el mundo había dejado de existir.
Y nos borraron de los mapas caducados con una Laufer.