domingo, 20 de mayo de 2012

Mañana empiezo CXXXVII
















Un domingo extrañamente dilatado, alternando lluvia, sol y alergia para acabar en la ribera de un río que empieza a desprender aromas de azahar y noche.
Mientras, ajena como siempre a todo, la mano piensa en las bajas, en los altos, y en las noches de juerga.
No me extraña que con las uñas sucias acabe manchando las sábanas...