lunes, 22 de febrero de 2016

Un hombre en la oscuridad


Va cayendo la tarde.
Miro en mi biblioteca los libros de Auster.
Pienso que el amarillo de la colección de Anagrama, desgastado por el sol y el paso del tiempo, sobrevive mejor en unos lomos que en otros. Y de repente me doy cuenta: justo en mitad de todos, con una palidez cercana al blanco, emerge distintivo "Un hombre en la oscuridad".
Son las paradojas de una calurosa tarde que agoniza las que iluminan a ese hombre en la oscuridad y me dicen, sin yo saberlo, que la inevitabilidad no existe.